Capítulo 7: Luces al fondo para bajar el telón.

-¿¡Qué coño armaste, Village!?


Brendan estaba realmente sorprendido por mi aspecto, y entre risas me tendió la que parecía la última ronda de chupitos de mezcal. Todos me esperaban para ello y sin esperar al tradicional brindis me la bebí para que cesase el latente dolor en la oreja izquierda.


Hablaron entre ellos de la competición que se había sucedido esa noche, cuando me cansé de los “¿Te acuerdas de cuando…?” y los “Vaya ciegazo que nos cogimos…” me fui a sentar a la mesa a esperar que me trajesen la última jarra de cerveza. Cuántos recuerdos había en esas paredes… firmas anónimas y las típicas frases populares que anotaba la gente en los ladrillos, un pequeño espacio rojizo para plasmar un pedazo de tu descompuesta sabiduría con un simple rotulador. En la mesa en cambio se usaban las llaves o cualquier instrumento afilado para dejar un nombre, una fecha… Me causó cierta melancolía ver las sinuosas letras que rezaban “VILHAGE”, que decían temblorosamente que en alguna noche pasada yo había estado ahí, aunque claro sólo para mí. Para otros solamente era el nombre de un borracho, una palabra mal escrita, un garabato en la madera.

Cuando levanté la vista mis amigos se estaban despidiendo, Johnny y Brendan se acercaron para decirme que se marchaban y para preguntarme si a la noche siguiente saldría. Dije que sí, que tendrían que contarme algunas cosas y eso, pero que me quedaría un rato más para terminarme la cerveza.

Me palpé la oreja, y tenía algo de sangre, no me importó. Pagué la última jarra y me levanté pesadamente. Salí a la húmeda calle en el final de la noche y bajé las calles adoquinadas mientras una franja naranja se divisaba en el horizonte en contraste con el profundo azul del resto del cielo. No había estrellas. No para mí. Y al final llegar a casa para acostarse, y que las anteriores horas sean sólo motas de recuerdos que ni te atreves a contrastar. ¿Pudo ser mejor? Siempre. Ahora, ¿peor? No sé. Pensé “Joder ¡Qué cansancio, Señor!”. ¿Y el Señor? El Señor es un bohemio y siempre tiende a tumbarse. Ya te acordarás mañana de él.


1 comentario:

  1. Vaya cantidad de aventuras te pueden pasar en una sola noche, eso si tiene que tener la formula perfecta: amigos, ganas de pasarlo bien y un poquito de alcohol.

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